lunes, 19 de septiembre de 2016

La estrategia de Baró


Cuatro pasos para que el Perú camine a la excelencia deportiva



Hace unas tres décadas, el Comité Olímpico Peruano comenzó a recibir especialistas deportivos de Cuba para incrementar nuestro rendimiento en diversos eventos.
Como parte de esa tradición, hace cinco años que René Baró Suárez, 56, máster por el Instituto Superior de Cultura Física Manuel Fajardo de la Universidad de La Habana, llegó a nuestro país siendo inicialmente asignado a Tacna, pero hace un año que lo tenemos por Piura.

Uno de sus retos es descubrir y entrenar nuevos talentos del tenis de mesa en La Unión (Bajo Piura), donde ya hay un grupo significativo de niños y niñas en preparación. “La municipalidad me está dando todas las facilidades”, aclara.
Baró está tratando de introducir el modelo cubano que le ha llevado a tener éxito en toda competencia deportiva, o al menos la mayoría de ellas, incluyendo los Olímpicos. “Si tú comparas la cantidad de medallas que tiene Cuba por habitante contra la cantidad de medallas que tiene Estados Unidos por habitante, verás que Cuba tiene muchas más acumuladas”, me explica.

Sin embargo, un primer elemento de resistencia es la idiosincrasia peruana, que todo lo juzga, que parece cumplir aquello de que el peor enemigo de un peruano es otro peruano, y una gran ‘habilidad’ para movernos en la informalidad. Y todo eso afecta el desempeño deportivo.
¿Hay solución al problema? El profesor Baró piensa que sí y tiene una estrategia que puede funcionar bajo la condición que la apliquemos de verdad.


1. Construir una pirámide
En el Perú, la política deportiva más extendida continúa siendo promover el fútbol y el voley, ignorando que hay más deportes y disciplinas mejor ajustados a nuestro biotipo (la configuración general de nuestros cuerpos), en la que destaca nuestra baja estatura. Curiosamente, ésta sería nuestra fortaleza si nos enfocamos en resultados exitosos.

Piura puede ser un buen lugar para promover los deportes de lucha, como el judo, el karate, o la lucha grecorromana”, sugiere Baró. “También la gimnasia, el atletismo o el tenis de mesa”.
La detección del talento debe basarse en pruebas estandarizadas mundialmente, que hagan de lado los cabildeos, la clase social o la red de amistades.

“Entonces, una vez que los detectes, ingresarlos a un Centro de Alto Rendimiento Provincial, donde se les interne para recibir instrucción académica y entrenamiento deportivo controlado”, explica. “Tiene que haber uno en cada provincia del Perú”.

Los mejores talentos a nivel provincial pueden ser promovidos a un Centro de Alto Rendimiento Regional (o Departamental), y quienes destaquen a ese nivel, llegar a un Centro de Alto Rendimiento Nacional.
“Ahí tienes los tres niveles de la pirámide, y si los aplicas, verás que el deporte en el Perú mejora un montón”, asegura Baró.


2. El arte del deporte se basa en su ciencia.
LA tesis que René Baró escribió para graduarse en Cuba inicia explicando la realidad bíopsicosocial del deporte, esto es, que obedece a procesos anatómicos y fisiológicos, que involucra mucho el estado mental de quien lo practica y que es un elemento integrador a nuestra comunidad.

¿Cuántos y cuántas docentes de educación física o instructores e instructoras lo saben?”En Piura hay mucho empirismo”, observa Baró. “es necesario dar seminarios a la gente y hacerle entender que el deporte obedece a un sistema y una metodología”, señala.

“Los dos problemas más fuertes acá son la poca motricidad y lateralidad”, manifiesta el especialista, y esto se refleja en que no sabemos lograr las posturas correctas para practicar cada deporte y… confundimos frecuentemente izquierda y derecha.

“Por eso es importante la educación en cultura física desde que son chiquitos, no para que agarren peso, sino para que se familiaricen con los movimientos y su espacio”, comenta.
El otro aspecto que no se debe perder de vista es la edad mínima y máxima ideales para iniciarse en cualquier deporte o disciplina.




3. Los y las mejores deportistas tienen un alto nivel de instrucción.
Para René Baró, buen deportista es antónimo de cabeza hueca: “Es una persona que debe manejar toda la información relacionada con lo que practica para que su desempeño sea bueno y sea el mejor”.
El especialista recuerda que en Cuba los niveles de instrucción académica –como lo demuestran estudios de organismos internacionales- son altos no solo enfocándose en las matemáticas y el lenguaje, sino en todas las ciencias y las artes, de tal forma que la persona tenga amplia cultura y un criterio más acertado. Y si practica deporte, esto se refleja de inmediato como resultados excelentes: alta competitividad.

“Los dos componentes básicos de cada deportista son la instrucción y la comunicación: sabe cómo actuar, sabe cómo expresarse”, subraya.
Incluso, Baró sugiere que la televisión pública se convierta en una telescuela que combine criterios escolarizados y no escolarizados que le permitan a cada persona obtener mejores calificaciones en sus procesos de graduación.

Por lo tanto, si se sigue explotando la violencia, seguiremos teniendo un país violento.
También recomienda preferir la Internet como fuente de investigación antes que de entretenimiento; de lo contrario, seguiremos teniendo una sociedad que solo consume pero que no evoluciona.



4. Cero actitud negativa.
Cuenta la fábula que en un balde se pusieron cangrejos peruanos y en otro cangrejos japoneses. Se les pidió buscar un líder. Los cangrejos peruanos pugnaban por salir al frente del resto, pero los de abajo los halaban de las patas, y al final toda la multitud terminaba dando vueltas dentro del balde. En el caso de los japoneses, uno salió al frente, y el resto comenzó a seguirlo en fila.

La falta de disciplina, coraje y autoestima son, desde la óptica de Baró, los factores que impiden  al deporte peruano ser una potencia mundial a pesar de tener mucho talento.
“Los peruanos ven a un rival más fuerte y de inmediato tienen una visión negativa de sí mismos, cuando un deportista debe salir a luchar”, critica Baró.
Y cuando la visión negativa no es autosugerida, siempre habrá otro u otra compatriota que se encargue de recordarlo. Y de desánimo en desánimo, no se llega a ninguna parte, como los cangrejos del balde.

Post-producido por Sheyla Benavente

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